QUERIDA AYESHA

QUERIDA AYESHA:
Primera parte

Estimada hija mía.

El motivo de esta carta creída por mi como necesaria, es para hablarte de algo que debimos tratar hace ya unos años: las relaciones.
Como sabes tu padre siempre está en las nubes y aunque a veces suelo posarme en algunas zonas muy reales y concretas de la vida disfruto de eso.

Te decía amor mío que quiero hablarte de las relaciones, las tuyas y las mías, las de todos, comenzando como hacen la mayoría de las personas: por el principio.

No se si sabes que por la influencia de tu madre comienzo algunas cosas tales como la lectura de los periódicos y revistas terminando, ósea por el final, y de este avanzando hasta ese principio común de todos, que para mi y algunos se convierte en el final. Esta manía de terminar por los comienzos me hace a veces no ser entendido por el común de las personas ya que inicio algunas conversaciones como ellos las terminarían y las concluyo como ellos las comenzarían.

Siempre me andan profetizando finales mientras yo estoy comenzando exactamente en ese punto donde las cosas se terminan.

Pero te juro que haré un esfuerzo en estas cartas necesarias por seguir el orden de uso común en estos casos y comenzaré por el principio.

Cuando naciste hace ya casi 15 años la vida estaba planteada de una forma tal en que nada era suficientemente importante y nada valía una vida para vivirla, la situación económica era mala, me habían cancelado del único trabajo formal que recuerdo y las cosas se tornaban difíciles.
Tu madre a punto de invitarte a vivir de esta nueva manera, una manera diferente a la vida que tenias en el interior de ella, en sus adentros, donde comenzaron tus relaciones con ella y en menor medida conmigo, algunos dicen y yo como crédulo fanático también lo creo que los fetos……

(Fetos es el nombre extraño que se le da a un niño antes de nacer)

Que ellos, ósea nosotros como fetos, alguna vez desarrollamos una relación con nuestras madres en el útero, por lo que ya entiendo claro esa relación tan fuerte entre tú y tu madre, son esas complicidades uterinas lo que las hace inseparables.

Nunca competiría con esa manera de relacionarse y comprenderse entre ustedes.

Quería decirte hija mía que desde el propio momento en que los espermatozoides y óvulos se unen y forman un embrión, desde ese punto mismo comienzan las relaciones, las vinculaciones, y las implicaciones; por que debes saber que las relaciones siempre trae implicaciones, a veces temporales otras mas duraderas.

Esta carta, mi sol, te la escribo en esta página porque quiero que sea leída por otros, ya que sé que algunos padres y madres pueden ayudarse de ella para mostrarle a sus hijos la manera equivocada o correcta de establecer una relación padre e hijo.

¿Sabes que? creo, mejor dicho, estoy seguro que tener una relación de cualquier tipo con cualquier persona implica desarrollar un vinculo, así como los nuestros amor, desde hace casi quince años contigo, como doce con tu hermano y una eternidad con tu madre… sabes que me gusta la poesía. Eso de eternidad no es para que tu madre se sienta vieja, claro que no. Por cierto un saludo a usted mi amiga del alma y madre de mis hijos.

Desde que naciste amor mío, el irte conociendo dotó de alegría el entorno tuyo, todos disfrutamos de tus maneras de ver y sentir la vida y de cómo te relacionabas con las personas y las cosas….

Fin de la primera parte